Hacerse cargo del personaje: actitudes que sorprenden al narrador

septiembre 30, 2016

Blow my mind

El grito de la niña había surtido efecto. El magistrado detuvo su andar vacilante por las largas escalinatas del palacio y arrojó una desafiante mirada a Xiao. 
Era la oportunidad esperada, quizá la única que tendrían, pero no había plan alguno esperando tras el llamado de atención. X entraría al palacio y, posiblemente, no volverían a verlo; tenían que actuar rápido.
Xiao dudó; sin saber exactamente lo que estaba haciendo, burló a los escoltas del refinado hombre de ley y susurró unas pocas palabras en su oído mientras soltaba un pequeño elemento en su mano izquierda. 

Mientras se alejaba, X observó, no sin cierto temor, aquello que la niña había dejado atrás: en la sudada palma de su mano, la insignia de la hermandad roja le devolvía la inquietante mirada. "Tenemos muchas cosas de las que hablar" se repetía, como si las palabras de la niña hicieran eco en su cabeza...
"Tenemos muchas cosas de las que hablar".

... Xiao entregando la moneda distintiva de la hermandad roja a un magistrado chino para coaccionar en sus decisiones en relación a la red de comunicación secreta que mantiene a espaldas del imperio y que, posteriormente, le salvaría la vida al mentado político al utilizarla para sobrevivir al intento de asesinato que dicha hermandad planificaba en su contra. *recuperando aire tras la larga frase no muy bien redactada* Una escena memorable y, por supuesto, para nada esperada. Principalmente porque aún hoy, Xiao no sabe lo que aquella acción significó. Ya hablaremos de ello. 

Hermandades secretas no tan secretas, políticos chinos altamente coaccionables, artes marciales, cantidades ingentes de bandidos y soldados imperiales de tristes estadísticas, puños, patadas y divertidos nombres para cada movimiento de combate: hemos dejado de lado las viejas campañas de calabozos y dragones, vampiro y titansgrave para dedicarnos de lleno a la pasión (obsesión apresadora) de un miembro habitual del grupo: la fantasía ancestral china del Xianxia. 

Y en ese divertido plot que proponen, casi en eco, todas las novelas chinas de artes marciales, nos enmarcamos en el camino hacia la inmortalidad de los maestros kung fu con un pintoresco popurrí de Tianxia rpg, Exalted y Legend of the Wulin, siempre movilizado por nuestro supremo sistema de vida juego: FATE CORE. 

Y es algo sumamente ligado a todo esto aquello de lo que vengo a hablaros hoy: el modelo de experiencia, avance y cambio que proponen este tipo de juegos en conjunción con el similar crecimiento exponencial del protagonista en las novelas Wuxia por un lado, y el sistema de reconocimiento y recompensa narrativa para los jugadores frente a situaciones totalmente inesperadas como la antes mencionada. 

Autenticas creaciones de los jugadores, acciones narrativas que rompen con todo lo que uno venía armando pero que, contrario a la destrucción absoluta por sí misma, se presentan como rearmado/ creación de caminos sumamente viables y ricos en contenido gracias a las mismas. ¿Cómo recompensar, entonces, esas genialidades narrativas que cada tanto, y a veces sin darse cuenta, nos regalan nuestros jugadores?

La acción del emblema de aquella hermandad de asesinos, tan cliché por cierto, rompió todos los esquemas planeados ya que, no sólo generó que un npc totalmente antipático y desinteresado se fijara en los protagonistas de la historia, sino que ademas le terminó salvando la vida. Quizá el magistrado crea ahora que los niños son en realidad asesinos del norte, e incluso algo más profundo: el verdadero maestro de las sombras que, tras dejarse atrapar para quedar cara a cara frente al magistrado, hoy lo ha dejado vivo gracias a que este ha dejado caer el emblema en un temeroso movimiento de último recurso podría fijarse en dos personajes que, por regla general, habrían sido solo lastre para él en este punto de la historia. 

Dos donadies, que se habían tropezado casi por error con el famoso emblema, supieron usarlo mucho antes de lo esperado en una escena vital pero totalmente desconectada con la idea original, y se han convertido en el centro de un embrollo gigante, que posiblemente los catapulte a un nuevo nivel de situaciones. 

¿Cómo recompensar aquellas acciones que, posiblemente, hayan sido realizadas sin saber lo que se hacía? En mi experiencia como narrador, ese tipo de creaciones espontaneas, tomas de decisión reales, en las que los jugadores se hacen cargo del futuro de sus personajes y se juegan todas las fichas en algo de lo que no tienen ni idea o no están de pleno seguros, terminan por hacerme disfrutar las partidas y valen para mí muchísimo más que derrotar a un dragón o llevarse el tesoro completo de un profundo dungeon mucho muy maligno. 

No hay puntos de experiencia ni punto fate que recompense algo semejante. No hay subida de skill u objeto mágico que sea equivalente a un terremoto narrativo movilizado por la toma de decisión de los jugadores. Es la historia la que debe recompensarlos. A fin de cuentas, son los jugadores los que deben sentir que aquello que han hecho se ha visto reflejado en lo que viene más adelante, demostrándoles que sus decisiones tienen el peso que se merecen. Uno no debe temer que la historia se salga de aquello que había escrito hasta ese momento. Borrón y cuenta nueva como recompensa para los jugadores. Experiencia vs puntos de experiencia que, en definitiva, significarían sólo un par de skills más y ninguna sensación de algarabía que los impulse a seguir faltándole el respeto a la historia ya escrita. Porque de eso se trata: faltarle el respeto a lo estático, al railroading, y animarse a habitar el mundo en el que se encuentran los personajes. 

En fin. Si hay algo que me gusta y que propongo recompensar, es justamente la toma de decisiones y que los jugadores se hagan cargo del mundo que los rodea. Que no se sienten a la mesa esperando que los lleve de un lugar a otro, sino que se hagan responsables de las decisiones a tomar antes que recibir opciones. Sin duda, las historias se vuelven verdaderas aventuras cuando uno deja que los jugadores elijan el camino y estos entienden dicha lógica, actuando en consecuencia. 

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