Un nuevo rostro en el camino: unirse a la campaña de otros

mayo 10, 2017

-Me fije en que vuestro grupo no tiene mago

-Ciertamente... pareces una persona de confianza, 
¿quieres unirte a nosotros en nuestra noble cruzada?

~The Gamers


“Qué estoy haciendo aquí” se preguntó el joven gnomo, con la vista puesta en un horizonte cubierto de nubes. Con el cuerpo pesado, suspiró una vez más, observando la tormenta que se acercaba, al acecho de aquel precario campamento en que pasaría la noche. 
Le costaba sonreír, e incluso tenía problemas para mantener la calma desde que llegaron, escoltados por el grupo de guardias que los sacó de aquella húmeda mazmorra donde fueron encerrados en primer lugar. Agotado, se dejó caer sobre el verde césped, sólo rodeado por la noche y la infinita pradera, vacía, silenciosa, inmóvil en que se asentaba la rústica base militar. "¿Crees que nos hayan seguido?". Volvió a suspirar. Acababa de hacer una pregunta estúpida. Moviendo con desgano una piedrita entre sus dedos, pensó en la obviedad de sus palabras. Los gnolls que casi habían acabado con su vida esa misma tarde no necesitaban seguirlos; obviamente sabían cómo encontrarlos y, tarde o temprano, irían a por ellos. Aún así, esperaban.
Con el rostro vacío, mudo, inexpresivo, levantó la mirada hacia el cielo e intentó bromear sobre su situación. Llevaba un par de días trabajando junto a un nuevo grupo de aventureros, escapando de criaturas levantadas de la tumba, persiguiendo la figura invisible de un nigromante desconocido, y aun así no sabía nada al respecto. Se desconocía a sí mismo, mientras recordaba el hedor pútrido de aquellas hienas, la imprudencia de sus decisiones, el cantar de los soldados, negando la realidad con la algarabía propia de quien busca mirar hacia otro lado y dejar que el tiempo avance. 
Prometió no volver a salir del campamento y mantenerse apegado a las reglas dictadas por la jerarquía militar. Prometió escudar a un nuevo caballero, servir a un nuevo grupo, escribir una nueva historia. Prometió ser cuidadoso. 
“Cuando volvemos a salir” preguntó, a su espada, una elfa oscura vestida de sombras. 
“Mañana” contestó el gnomo, sin apartar la vista de las nubes que cubrían las pocas estrellas que aún brillaban sobre él. “Mañana”.

Un mero ejemplo de las divagaciones propias de un personaje que se une a una causa ajena, y las evaluaciones mentales que atraviesa durante los primeros pasos en el sinuoso camino de la falta temporal de objetivos a los que arraigarse. No más que un simple momento en soledad, donde los personajes intentan adaptarse al nuevo camino y vislumbran la forma en que sus recientes decisiones los modifican: mientras el personaje evoluciona, el jugador reconoce la distancia entre aquello que venía pensando y lo que la campaña, hace largo tiempo comenzada, requiere de él. Comienza a captar relaciones, trasfondos, complicidades que, innegablemente, modificarán su ritmo regular de evolución y lo obligarán a adaptarse a situaciones que sólo conoce a través de los ojos de los demás.

En principio no es fácil introducir nuevas caras a una trama que se encuentra promediando la ola, donde los sucesos introductorios ya han dado lugar a situaciones que reclaman soluciones directas y no nuevas ramificaciones. A veces, la narrativa nos lleva a lugares comunes de los que sólo se sale mediante desenlaces, aún cuando estos sean parciales. Introducir nuevos rostros cuando la historia parece ir cuesta abajo, con suficiente impulso como para desembocar de una u otra forma en un encuentro "final" genera incertidumbre, bruscos movimientos en la historia o insulsas apariciones "estelares" que sólo aportan una sombra al grupo protagonista. Personajes introducidos con calzador, u observadores participantes que se mueven por inercia. O grandes personajes cuya evolución exige que la historia retome un camino ascendente, tomando distancia en lo que respecta al desenlace que se estaba por alcanzar.

La narrativa de su aparición abre un nuevo arco en la historia, una pausa tensa que pocas veces logra amoldarse al ritmo esperado, pero aún así aporta riqueza en cuanto a encuentros y relaciones. Hay grupos que quedan cerrados ni bien comenzar, mientras otros, más dinámicos, varían todo el tiempo. Los hay de todo tipo y a todos les funciona su propia modalidad. Y más allá de estas tontas palabras al respecto, los grandes narradores hacen cosas maravillosas ante situaciones como esta. 

Hoy que me toca verlo desde el lado del jugador, sólo me resta esperar y seguir escribiendo historias. 

(Y de paso, si os gustan mis historias no dejéis de pasar por WATTPAD, donde estoy publicando "Ciclo infinito", o por la sección RELATOS, donde podéis encontrar muchos "cuentos cortos" que surgen de partidas como esta)


    

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