Desafío de los 30 días 2°ed - D7

noviembre 07, 2014


Estuve cerca de esquivar esta pregunta, por no tener respuesta posible, pero ya que estamos en esto de ser regulares y mantener cierto nivel en dicha regularidad, aquí vamos.

D7 
¿Cómo mantienes la concentración en el juego?



No mantengo la concentración en el juego. Punto. 
Osea, es algo que sale de forma tan natural que ni siquiera lo pienso. Jamás tuve problemas para mantenerla a lo largo de las sesiones, ni como jugador por un lado, ni mucho menos como director. Quizá se deba a que, a diferencia de mis monstruitos (jugadores), tengo muy poca actividad en el celular, vaya uno a saber por qué. 

Como para contextualizar nuestras sesiones, he de decir que son un autentico caos: entre chistes por aquí, anécdotas por allá, recuerdos de situaciones roleras y no roleras similares a lo que hay en juego, etc, etc, las partidas suelen tener importantes altibajos, pero no por eso pierdo la mentada concentración sobre los hechos. Y es que suelo poner todo mi interés no en el juego, sino en la historia, por lo que la voy leyendo, cual novela, a medida que va ocurriendo. 

El dotar de vida a tus personajes, a los de tus compañeros, a los npcs... todo suma para que la atención se mantenga en un nivel adecuado, armónico y manejable. Cuando comencé a jugar, dotado de un importante monto de temor e inexperiencia, tomaba notas: anotaba todo, pero todo. Con el tiempo entendí que aquello me mantenía en el juego sin perderme partes, pero le quitaba dinamismo: me perdía los gestos del narrador, las caras de mis compañeros, los resultados de las tiradas. Y decidí entonces ponderar tales aspectos, tan vívidos, en detrimento de detalles que solía anotar para verlos desaparecer cuando el master los terminaba obviando.

Lo mismo como narrador: llevo años narrando, viviendo ese caos antes mencionado, sin por ello perderme. Ya conozco la historia y no temo improvisar; conozco a mis jugadores, por lo que se cuando es mejor parar y dar rienda suelta a su desmande, como un momento de relax para su frágil concentración. Y es que no hay peor cosa para la atención propia que la desatención de los demás.

Cuando se trata de jugar por fuera de ese grupito tan especial, la concentración se sostiene sola. Principalmente porque adoro lo que hago cuando me pongo a dirigir, con lo que todo fluye con normalidad. Y si algo falla: respirar profundo, tomarse un tiempo sin temor, comer algo y volver al ruedo. Por lo dicho, si no hay concentración, es señal de que es necesario frenar. Quizá la historia no sea buena (¡que a veces pasa!) o el sistema de reglas demasiado pesado. En esos casos no hay más que revisar tales aspectos, ponerlos a rodar en la mesa y decidir entre todos qué es necesario modificar. Después de todo es solo un juego, y si no se concentran en jugar, es porque algo no está bien: o bien el juego, o bien las ganas.




Esta entrada pertenece al Desafío de los 30 días. Puedes ver las reglas aquí, y al resto de los desafiantes en este post.

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