Una cerveza con amigos (el clan más allá de las mecánicas de juego)

enero 25, 2016

Últimamente, mi único acercamiento a los juegos de rol es a través de malas anécdotas contadas en reuniones de amigos, por lo que me he visto obligado a ampliar el campo temático del blog en pos de no dejarlo morir (como ya ha ocurrido). Aún así, el mundo de los videojuegos siempre es un medio válido para hablar de rol, y como creo haber dejado claro en entradas anteriores, considero que "el verdadero rol" está en todos lados siempre que uno quiera ponerse en la piel de un personaje más allá de lo que las mecánicas ofrecen per sé. 

Como intenté reflejar en la extensa entrada anterior, sostengo y defiendo que al igual que los juegos de rol, los mmo ofrecen la posibilidad del encuentro social, pero depende de cada uno aprovechar y sacar provecho de esa opción. La clave siempre está en superar eso que llaman "faceless mass", sobrepasar el hecho de, como lo he bautizado mediante una frase muy psicoanalítica, "estar solo en la multitud". 

En principio, iba a dejar el tema ahí, sin hundirme de lleno en ello porque, a grandes rasgos, no hubo comentario alguno al respecto. Pero tras leer una entrada absolutamente genial de Javier Casariego (@Raggnarokh), con frases como "la reputación de un clan lo es todo", sentí la necesidad de hacer un mini tributo a esos compañeros que de una forma u otra han dado vida a mis desquiciados proyectos de clan a lo largo de los años. Y es que, para algunos, pertenecer a un clan realmente era un orgullo. Ese sentimiento de pertenencia supo ser, al menos en algún momento de la historia de los videojuegos, un ejemplo de solidaridad, de compañerismo y confianza entre jugadores (hasta que las mecánicas de subastas y la mentalidad de "yo seré el mejor de todos" destruyeron, por ejemplo, el intercambio de equipo).

... y como esto va más por el lado personal y anecdótico que por el aspecto técnico e histórico de los clanes en los mmorpgs, los invito a leer las palabras de Javier si están interesados en ese otro costado: "Clanes, Guilds o Hermandades".

Aquí verán, más que nada, mi propuesta de llevar el clan a la vida cotidiana; de aprovechar las oportunidades para rolear dentro del juego, pero también para formar lazos y salirse de lo virtual, dándonos la oportunidad de conocer tanto al personaje como al jugador que hay detrás. No voy a creer que soy el único que tiene en facebook a viejos compañeros de aventura, a elfos guerreros defensores de Syrtis o ebrios enanos de ironforge que, además de gamers son padres, madres, estudiantes, empleados, etc, etc. Yo disfrutaba de esa misión autoimpuesta de conocer ambas caras del personaje y saber tratar al jugador y a su alter ego de manera acorde según el plano en que habláramos. 


No todo es WoW en la vida

"Eres un friki sin remedio". Quizá. También es cierto que algunas de esas amistades forjadas mmo de por medio se van agotando con el tiempo y terminan por desaparecer, pero las otras, las que duran años, en ese "casi para siempre", me intrigan, me emocionan, y, sobre todo, me hacen seguir jugando online (vamos, que si no fuera por esto, si no siguiera encontrando gente así, ya habría dejado los videojuegos online y me habría encerrado en una torre solitaria a jugar Skyrim por el resto de la eternidad).



En lo personal, llevo años, casi una década, jugando con un excelente grupo de gente, siempre dispuesta a la cooperación, al punto de trabajar en equipo en forma casi rolera hasta en el gta. 

... ¿puede jugarse gta de una forma rolera? 


Pues... ¿por qué no?. La cuestión es, como dije antes, la actitud de los jugadores a la hora de arrancar con un juego. Y no hablamos aquí del tema "crew" que fomenta el juego, al modo de banda de fechorías, sino de clanes, de cooperación y construcción de historias en forma grupal. Así nació, por ejemplo, la mítica de las Barracudas, nuestra fantástica crew inspirada en viejas tardes de Rocket League, al igual que 'PdI', los peces del infierno, defensores de Devonas, en clara referencia al escuadrón de Abe Simpson. Insistíamos por aquel entonces en tono burlón con crear una app que nos avisara cada vez que alguien invadía una ciudad de nuestra facción, independientemente del juego, para ponernos en la piel de verdaderos defensores de nuestro estandarte. ¿Cuantas fueron las veces que al encontrarse con sus compañeros recibieron la pregunta 'a ustedes no les sonó la alarma de están invadiendo Devonas'? Esa es la actitud con la que jugamos nosotros, esa es la forma en que nos gusta disfrutar de los juegos, y es bueno que, cada tanto, aparezcan nuevos jugadores que coinciden con nosotros. 



Un diseño algo mocho, pero un diseño bien nuestro (?) *BRRR*

La idea de cooperar no solo en las misiones, alejándonos de la idea de armar un clan por los beneficios en relación a las mecánicas del juego o de la necesidad de ser un grupo masivo para enfrentar a tal o cual jefe, nos permitió siempre disfrutar de la grupalidad más allá del juego. Siempre nos planteamos una especie de hermandad en la cual todos tuvieran voz y voto, sin restricciones ni pruebas para ingresar, sino con el único requisito de la actitud cooperativa ante todo. ¿Si fueron masivas nuestras guilds se preguntan? Pues claro que no. Jamás. Pero así chiquitas como eran, nos permitían sacarle el jugo a cada juego. Más allá de eso, frenar un segundo, sentarse en la tierra de Syrtis, o en la nieve de Tiama para debatir por un rato sobre el diseño de los emblemas sin estar distraídos matando mobs ni hueveando en facebook es algo que no tiene precio. Son momentos muy interesantes a nivel social y una estocada al corazón del powergamer. 




Siempre es interesante, en última instancia, darse un momento para disfrutar de un encuentro no virtual, así como también aprender a mirar lo virtual con otros ojos. 





Además, cuando uno agota todo lo que el juego tiene para ofrecer, pueden surgir cosas como esta



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